Arqueologia

Vinapu

Vinapu

De todos los ahu de Rapa Nui, el sitio de Vinapu en la prolongación de la pista del aeropuerto Mataveri, es, sin duda, el que más ha suscitado teorías sobre los orígenes de la población de la isla. El Vinapu está compuesto por dos ahu que se encuentran de espalda a un acantilado en la pendiente sudeste del Rano Kau, y por restos de un tercero ubicado frente a los tanques de almacenamiento de hidrocarburos. En este lugar existe un monolito deteriorado y una estructura de piedra perfectamente ensamblada, un descubrimiento emocionante para muchos arqueólogos.

Con un poco de imaginación, el conjunto completo se puede comparar con un centro ceremonial edificado por indígenas de América del Sur, originarios de la ciudad boliviana de Tiwanacu (ya que la disposición del monolito y de las piedras es similar a los muros construidos por los Incas). Es fácil olvidar que el Vinapu es anterior a la edad de oro Inca (los ahu datan del año 1200). Debido a la ausencia de excavaciones formales, este lugar se ha conservado lo suficientemente misterioso como para que los investigadores más licenciosos den rienda suelta a sus fantasías.

Sea cual sea el origen de este sitio, visite el Vinapu por lo que es, un lugar donde la genialidad de los pascuenses al momento de trabajar la piedra se expresa plenamente. Sin embargo, en muchos otros lugares de la isla, no siempre tan visibles debido a la acumulación de tierra y sedimentos, también se puede encontrar este tipo de arquitectura “estilo Inca”. De todas formas, es probable que el Vinapu no tenga nada de sudamericano. En cuanto a la patata dulce, esta habría llegado a la isla con los polinesios, que efectivamente habrían navegado hasta América del Sur antes de volver a su isla.

Vaihu

En la costa sur de Isla de Pascua, siguiendo la ruta pavimentada, se encuentra el espectacular ahu de Hanga Te’e, ubicado en un lugar llamado Vaihu. Ocho estatuas alineadas y recostadas que miran hacia el suelo se encuentran en la cercanía del emplazamiento del antiguo pueblo, del cual sólo quedan vestigios. Arriba de este ahu, perfectamente visible desde el camino, se aprecia una pequeña estatua solitaria erigida en octubre de 2002. Originalmente, esta estatua se encontraba recubierta por la tierra y la hierba. Un anciano recordaba su existencia y, para evitar que se olvidara tras su muerte, reveló el secreto de su emplazamiento a los más jóvenes, que la rescataron de su tumba de tierra y olvido.

Vai Mata

Un pequeño ahu al borde del precipicio de la Punta Atu o Puna indica la dirección de Maitaka Te Moa, un ahu fabricado con grandes rocas. En su muro se encuentra atrapado un moai de la primera época, que se reutilizó como parte integral del muro. Cerca de allí se encuentra la planicie de Vai Mata, rica en vestigios arqueológicos, entre los que se cuentan una caverna muy fácil de visitar construida tardíamente con bloques de piedras provenientes de las casas-barco. No lejos de ahí se encuentran los cimientos de una curiosa casa-barco, cuyo suelo está hecho de piedras redondas extraídas del ahu vecino. La tradición cuenta que las mujeres daban a luz en este lugar, y que sus bebés tomaban su primer baño en el agua de un recipiente tallado en un pukao enterrado de toba roja. De ahí proviene el nombre de este lugar, ya que Vai Mata significa, literalmente, “ojo de agua”.

Un moai de 6 m de alto en muy buen estado se derribó a 100 m del ahu donde debía ser colocado, después de haber atravesado toda la isla. Como en el Vinapu, la estructura de este ahu es doble y se compone de dos estructuras murales de “estilo incaico”, sin duda los más monumentales de la isla.

Te Puna Pau

Lugar en el que se extraían y se preparaban los grandes moños que cubrían a los moai (la mayoría no los llevaba). Los antiguos pascuenses abrieron esta cantera tardíamente en uno de los numerosos conos adventicios de la isla. La roca roja con la cual se fabricaban los pukao es muy blanda, ya que está formada por escoria volcánica. La verdadera dificultad que debían sortear los escultores era extraer estos sombreros de los cráteres y, particularmente, llevarlos cuidadosamente rodando hasta los ahu sin dañarlos. Se cree que, en ausencia de instrumentos como las grúas, quienes levantaban a los moai primero fijaban el pukao sobre su cabeza y luego levantaban todo el conjunto mediante un sistema que consistía en apilar piedras y usar palancas (Heyerdahi realizó el experimento en Anakena en 1956). Los pukao pesaban entre 9 y 12 toneladas.

Te Pito o te Henua

Puna Pau

La piedra redonda situada a un lado del ahu te Pito Kura evoca con su forma a un huevo o una esfera. Si bien no se sabe mucho de la función que desempeñaba en el pasado (si la tuvo), se transformó rápidamente en una curiosidad turística bautizada como “el ombligo del mundo” (te Pito o te Henua). Otras cuatro piedras redondas más pequeñas, agregadas recientemente, permiten a los amantes del esoterismo sentarse alrededor y juntar sus manos en la gran piedra para sentir el mana de la Isla de Pascua.

Por otra parte, y fundamentalmente por esta razón, este ahu debe visitarse porque ahí yace el moai más grande jamás esculpido, transportado y levantado. Mide 9,84 m de alto y se calcula que pesa unas 74 toneladas.

Hanga Oteo

El punto más septentrional de Isla de Pascua, en la ladera norte del Maunga Terevaka, está formado por un semi-cráter volcánico. En sus laderas se encuentran varios sitios arqueológicos (especialmente casas-barco). Entre estas construcciones figuran una tupa y algunos hare moa. En estos gallineros edificados tardíamente, los pascuenses escondían durante la noche las preciadas aves que usaban para ceremonias de intercambio, cuyas plumas permitían realizar peinados y otros ornamentos. Este sector de Rapa Nui es, sin duda, uno de los más bellos, un lugar donde emana una extraordinaria serenidad. No se ha trazado ningún camino. A este anfiteatro natural completamente aislado del resto de la isla se puede acceder a caballo o a pie por un sendero desde Anakena. La ayuda de un guía local es indispensable para apreciar plenamente este sector bastante desconocido.

Los tres Motu (Motu Kao Kao, Motu Iti, Motu Nui)

Motu: Kao Kao, Iti, Nui

Es aquí donde los servidores (hopu manu) de los candidatos a hombre-pájaro (tangata Manu) esperaban el primer huevo de un pájaro marino en migración. Primero fue la fragata y después una especie de gaviotín. El Motu Iti está atravesado por una veta de obsidiana, en tanto que el Motu Nui se encuentra salpicado de numerosas cavernas pequeñas, las habitaciones individuales de los servidores. Algunas presentan grabados y pinturas sorprendentes, como un extraordinario rostro en relieve (el dios creador Make Make) pintado en ocre oscuro. Hasta el día de hoy, los pájaros marinos continúan anidando en este lugar. Para llegar al Motu Iti, los hotu manu recorrían a nado el kilómetro de mar hostil que separa la costa de la isla sobre una especie de tabla de caña. Actualmente, estos islotes son populares sitios de buceo de gran belleza.